Reforma Fiscal de Estados Unidos, y su impacto económico
El primero de enero de 2018 entró en vigor la Ley de Recortes de Impuestos y Empleos firmada el 22 de diciembre de 2017, en la cual se menciona algunas modificaciones que impactaran de manera decidida la economía estadounidense. La mismas son: reducción permanente de los impuestos corporativos de 35% a 21%, reducción al impuesto sobre la renta a las personas físicas, y la reducción del impuesto sobre la renta a los propietarios de pequeñas empresas.
Esta reforma tiene como objetivo servir de estímulo a la economía estadounidense aumentando el ingreso disponible de las personas que tiene como fin incrementar el consumo y, a medida que la FED se encuentra aumentando las tasas de interés, el ahorro y la inversión. Basados en estimaciones del Comité de Impuestos de los Estados Unidos, el impulso fiscal neto que generará esta reforma será de US$ 1.46 billones durante el periodo 2018-2027, en promedio, un 0.7% del PIB cada año.
Varias instituciones han evaluado el posible impacto de esta medida en el PIB estadounidense, entre las que encuentran:
La Tax Policy Center[1], la cual estima que el PIB crecerá entre 0.5% a 0.8% del 2018 al 2020, siendo el presente año el de menor crecimiento, con un pico de expansión en el 2019 y 2020, mayor al estímulo en el corto plazo. Esta institución prevé que para 2027, el efecto del estímulo fiscal se haya disipado, por lo que el crecimiento por parte de la reforma sería nulo.
Por otro lado, el Comité de Impuestos de los Estados Unidos realizó sus propias estimaciones, en las cuales el crecimiento del PIB consecuente del estímulo se ubicará durante el 2018 y el 2020 entre 0.8% y 0.9%, también con un estímulo mayor en el corto plazo, mientras que para 2027 estará alrededor de 0.1% y 0.2%
Ernst & Young, en su estudio Analizando el Impacto Macroeconómico de la Ley de Recortes Impuestos y Empleo en la Economía Estadounidense y en las Industrias claves, realiza un análisis más detallado de los efectos del impulso fiscal, explicando, además del efecto en el PIB, las perspectivas sobre la oferta laboral, los salarios, y la inversión.
Según el estudio, se espera que la oferta laboral incremente 1.5% en los primeros cinco años una vez aplicada la reforma (2018-2022) y 0.8% en los segundos cinco años (2023-2027), por encima de lo que se esperaba en un escenario sin reforma. Esto en gran parte causado por la reducción del impuesto sobre la renta a las personas físicas, significando un aumento en la tasa de salario real después de impuestos, el cual se estima que sea 3.6% mayor al crecimiento que tendría de no haber sido aprobada la reforma. Mientras, se espera que la inversión tenga un incremento ligero durante todo el período, estiman que aún crecerá en un 7.3% durante los años 2018-2022, tendrá una disminución de un 6.9% en los próximos cinco años.
El economista Paul Krugman, también analizo los efectos esperados, afirmando que a pesar de que la economía estadounidense en su conjunto tiene una perspectiva positiva, difiere en los efectos esperados para los salarios y la inversión. Según su análisis en el NewYork Times[2], explica que la lógica detrás del recorte de impuestos corporativos está en que “se supone que conducen a una mayor inversión, que aumentaría gradualmente el stock de capital, reduciendo la tasa de rendimiento, antes de los impuestos de la inversión, y elevando los salarios”. Sin embargo, a pesar de que la inversión privada esta aumentado como porcentaje del PIB (13.3% en diciembre de 2017 a 13.6% en junio de 2018). Según una encuesta realizada por el Banco de la Reserva Federal de Atlanta, solo el 24% de las empresas incrementarán sus inversiones producto de la reforma, de los cuales el 55% lo incrementaría en menos de un 10% de lo que ya tenían planeando.
Por consecuencia, el incremento en los salarios dentro de la economía estadounidense, sujeto a estos análisis no sería el esperado, evidenciándose en los datos arrojados por la Oficina de Estadísticas Laborales[3], donde, a pesar de que se ve un aumento de los salarios promedio por hora de 2.7% entre julio de 2017 a julio de 2018, el mismo indicador obtuvo una reducción de 0.2% en el mismo período de tiempo.
Para el caso dominicano, el Banco Central en su informe “Reforma fiscal de Estados Unidos de América y sus posibles impactos en la economía dominicana” prevé que el impacto sea limitado, pero positivo. Esto se debe a que, por un lado, la mayor proporción de Inversión Extranjera Directa (IED) es proveniente de Estados Unidos, durante el periodo 2010-2017 representó un 20.2% del total país, concentrándose en sectores donde, (i) se ven favorecidos por exenciones tributarias – como es el caso de zonas francas y turismo – (ii) hay atractivos geográficos, como las playas, para el sector turístico inmobiliario y, (iii) el costo de la mano de obra dominicana está muy por debajo del costo de la mano de obra estadounidense.
De esta manera, según los economistas del Banco Central, “los beneficios creados por la reforma fiscal de los Estados Unidos no superan las exenciones que se ofrecen en la República Dominicana”[4]. Por otro lado, de acuerdo con el Departamento de Programación Monetaria y el Departamento Internacional del BCRD habrá un crecimiento de 1.0% en el PIB de Estados Unidos, lo que tiene un efecto de 1.5% en el crecimiento de la República Dominicana, además de un aumento de 1.8% en el flujo de remesas.
[1] Institución perteneciente a Urban-Brookings dedicada al estudio de asuntos actuales y de largo plazo en el área de impuestos.
[2] Krugman, Paul (abril 2018). “How’s That Tax Cut Working Out?”. New York Times.
[3] Bureau of Labor Statistics (agosto 2018). “Real earnings – July 2018”.